24º FANCINE - Festival de Cine Fantástico de Málaga
DÍA 7: CLAUSURA Y PALMARÉS
Todo parece indicar que los organizadores del Fancine gastaron todos sus cartuchos en la gala de inauguración, donde el Teatro Cervantes se llenó de fantasmas, muertos vivientes y demás criaturas del cine fantástico. Ahora, llegado el momento de despedirse, se han visto con las manos vacías y sin nada que ofrecer. Los asistentes a la gala se tuvieron que conformar con una sobria puesta en escena donde cuatro alumnos de la universidad hacían un breve repaso, en clave de humor, a lo que había dado de sí el Festival. Esto, junto a un par de vídeos, fue toda la gala que los organizadores han preparado para decir adiós. Ni siquiera hemos visto a los maestros de ceremonias anunciando al ganador de tal o cual premio, tuvimos que conformarnos, nuevamente, con la pantalla de la sala para conocer el palmarés de la vigesimocuarta edición del Festival de cine fantástico de la Universidad de Málaga.
Cruel and Unusual y Alleluia han sido las triunfadoras de la noche, logrando cada una tres premios. La cinta de Derviseic se ha alzado con el galardón a Mejor largometraje, Mejor guion y Mejor actor principal (David Richmond-Peckn); por su parte, del belga Fabrice Du Welz se queda con el Mejor director, Mejor fotografía y Mejor actriz principal (Lola Dueñas). Goal of the dead completa el palmarés del Jurado Oficial con el reconocimiento a los Mejores efectos especiales.
Por su parte, el Jurado Joven se ha encargado de entregar los Premios Universidades Públicas de Andalucía, dedicados a los cortometrajes. The Landing y La maison de Poussière han sido las ganadoras en imagen real y animación respectivamente. Esta última se ha llevado también el premio Méliès de plata, lo que significa que podrá optar al Méliès de oro al mejor cortometraje europeo de género fantástico. Este mismo jurado ha otorgado una mención especial al corto Sequence, por su “destacada calidad cinematográfica”.
El público también ha decidido elegir a Cruel and unusual como el Mejor largometraje del Festival, convirtiéndolo así en el más galardonado. No ha habido coincidencia en la selección de cortometrajes, donde The boy with a camera for a face y Mr Hublot, han sido escogidos como los mejores cortos de imagen real y animación respectivamente. Finalmente, Sr. Barrientos. Fuera de juego, ha ganado el premio al Mejor cortometraje online, gracias a los votos de los internautas. En el segundo puesto ha quedado Focus.
Tras conocerse los nominados, se dio paso a la proyección de la película Aux yeux des vivants (Alexandre Bustillo, Julien Maury, 2014) que cerraba definitivamente el Fancine 2014. Se trata de un slasher en el que tres chicos meterán las narices donde no deben, provocando la ira asesina de un extraño ser con forma humana. Visto así recuerda bastante a Los Goonies, y son varios los que se han atrevido a catalogarla como una “versión macabra” de la misma, pero las diferencias entre la cinta de Richard Donner y de Bustillo y Maury son enormes. Mientras la primera animaba a los más jóvenes a buscar el tesoro de Willy el tuerto y se convirtió rápidamente en un clásico, la segunda no transmite absolutamente nada, y su ciclo de vida parece no ser muy amplio.
Hace una semana cruzábamos los dedos para pedir que este Festival fuera bueno y superase el nivel del año pasado. Y lo ha hecho. Sin embargo, el broche final no ha estado a la altura, dejándolo, de cierta forma, inconcluso. Habrá que esperar a 2015 para saber si han aprendido de los errores del 2014 y nos ofrecen un festival con la calidad de este, pero con un final a la altura de las expectativas.
DÍA 6: HASTA EL AÑO QUE VIENE.
Ya se ha cumplido casi una semana desde que comenzara esta nueva edición del Festival de cine fantástico de Málaga y es hora de ir bajando el telón. Con todas las películas de sección oficial ya proyectadas, y a la espera de la gala de clausura donde se anuncien los ganadores, hoy le ha tocado el turno a los últimos coletazos de algunas secciones y la reposición de algunos títulos a concurso.
De esta forma, nos encontramos con White God (Kornél Mundruczo, 2014), perteneciente a la sección “Informativa” y que daba comienzo a la jornada. La cinta nos lleva a un país donde la ley obliga a pagar un impuesto a los dueños de perros de raza cruzada, en un intento de mantener únicamente la raza pura. Esto obligará a Lili a deshacerse de Hagen, su fiel compañero, el cual será entregado a la perrera municipal donde, junto a otros perros, iniciará una revolución para reclamar lo que ellos consideran justo.
Lo que podría parecer una simple historia de venganza se convierte en una metáfora y denuncia social, donde los perros mestizos podrían ser la minoría negra, la minoría gay o cualquier otra minoría que se ve desplazada en un Estado que no le da la misma protección que al resto de sus compañeros. Hagen, podría ser cualquier que lea esto, cualquiera de esas personas que día tras día se lanzan a la calle para reclamar, simplemente, igualdad.
Pero White God también es una reflexión sobre esa frase que dice que el perro es el mejor amigo del hombre. ¿Hasta dónde llega esta amistad? ¿Se trata de una relación interesada? Vemos aquí cómo al ser humano no le importa abandonar a su compañero cuando hay dinero de por medio, por lo que se podría dudar de la autenticidad y valía de ese cariño, que podría verse simplemente como una relación amo-criado, en la que el primero trata de sacar el máximo provecho del segundo, el cual será desechado cuando deje ser útil.
También de animales trata Tusk (Kevin Smith, 2014), la compañera de sección de Mundruczo.
En esta ocasión tenemos a Wallace Bryton (Justin Long), un locutor de radio vía Internet que viaja hasta Canadá para entrevistar a Howard Howe (Michael Parks), un anciano con una vida llena de aventuras. Pero su vida comenzará a peligrar cuando su compañero trate de sacar su lado más animal, al convertirlo en una morsa.
Smith vuelve así al género de terror cuatro años después de Red State, con un reparto que incluye caras tan conocidas como Johnny Depp y otras tan olvidadas como Haley J. Osment. El resultado de todo esto no podría ser mejor. Asistimos a un relato en un punto intermedio entre The Human Centipede(Tom Six, 2009) y Misery(Rob Reiner, 1990), donde un científico loco secuestra a un inocente locutor para tratar de crear algo que supera todos los límites de lo humano y lo moral.
Como es lógico, la faceta cómica de Smith también aparece en Tusk, con algún que otro chascarillo a lo largo de la cinta, sin embargo más que ayudar a aligerar tanto suspense y terror, terminan por aburrir al espectador, al encontrarse en medio de uno de los puntos álgidos de la película, un flashback con una escena cómica.
Y es que la historia presenta dos líneas narrativas, por un lado encontramos a Wallace siendo transformado en una morsa deforme y todo lo que ello conlleva, y por otro, vemos su relación con su novia (Ally, Génesis Rodríguez) y su mejor amigo y compañero de trabajo (Teddy, Haley J. Osment), presentada a través de saltos temporales.
Por último, y a modo de curiosidad, convendría hablar sobre la relación de esta cinta con Yoga Horses la próxima película de Kevin Smith. Ambas forman parte de una trilogía llamada True North. Esta nueva película estará centrada en dos adolescentes amantes del yoga que se verán obligadas a luchar contra unas terribles fuerzas de la oscuridad más profunda de Canadá.
Todavía es pronto para saber cómo estarán unidas estas tres películas, aunque ya hemos podido ver a Lily-Rose y Harley Quinn, las protagonistas de Yoga Horsese hijas de Johnny Depp y Kevin Smith respectivamente, haciendo un pequeño cameo en Tusk, a la vez que se confirma que ambas películas comparten parte del reparto.
Volviendo a lo que nos ocupa, el Fancine continuó con White bird in a blizzard (Greg Araki, 2014), una coproducción estadounidense y francesa protagonizada por Shailene Woodley en el papel de Kat Connor, una adolescente cuya vida cambia radicalmente tras la desaparición de su madre.
Estamos por tanto ante un personaje que, en medio de todos los cambios que supone la adolescencia, se tiene que enfrentar a la dura realidad de la desaparición de su madre y todo lo que ello conlleva. A partir de ese día, la vida de Kat no volverá a ser igual, siempre atormentada por la idea de qué llevó a su madre a marcharse, un pensamiento que cambiará su forma de ser, marcando su desarrollo, físico y emocional, en los años venideros.
Araki, uno de los representantes del New Queer Cinema estadounidense, nos presenta aquí una reflexión sobre la maternidad como un trauma vital, más que un thriller sobre la desaparición de un mujer. Vemos así a una madre (Eva Green) aparentemente perfecta pero que esconde graves problemas emocionales, al encontrarse encerrada en un matrimonio sin amor y sin ninguna expectativa de mejora, mientras su hija disfruta su adolescencia con sus amigos y su novio, una vida que ella desearía vivir, pero no puede, por lo que se ve obligada a refugiarse en el alcohol.
Sin duda este es el apartado más destacable de la película, ya que lo que se refiere a la desaparición de la madre está tratado de forma demasiado débil, tanto que desaparece en mitad de la historia, para no volver a aparecer hasta los minutos finales, con una resolución evidente y que, por los motivos ya expuestos, deja de ser interesante para el espectador.
Paralelamente a esto, no muy lejos del Cine Albéniz, los zombis volvían a tomar el protagonismo una vez más, aunque en esta ocasión de una forma nueva. En uno de los muchos eventos paralelos que organiza el Festival, el Salón de Actos del Rectorado de la Universidad de Málaga, dio cobijo a un “zombiencuentro literario”, donde se hizo un pequeño repaso a la historia de estos personajes en los libros.
En un principio, la ponentes serían Fernando Polanco y Carlos Sisi, sin embargo este último no apareció (por un ataque zombie ironizaron algunos de los asistentes) y el autor de Zombie D´Orse quedó solo ante el desafío de explicar la faceta más literaria de los muertos que vuelven a la vida.
Junto al escritor también estuvieron Chantal Pérez, vicerrectora de Extensión Universitaria, Manuel Arjonilla, filósofo y trabajador del servicio de cultura, que
realizó una introducción del zombie desde la cultura griega hasta nuestros días.
Con esto termina un año más el Festival de cine fantástico. Mañana se anunciarán los ganadores en una gala en la que también se proyectará Among the living (Alexandre Bustillo y Julien Maury, 2014).
DÍAS 4 y 5: LAS CARTAS SOBRE LA MESA.
Empieza la semana y termina el Festival de cine fantástico. Las once películas seleccionadas a concurso y los dos bloques de cortos (imagen real y animación), ya han salido a escena y ahora es turno de que el jurado y el público decidan quién se lleva los premios.
Ayer, la jornada empezaba con Young Ones (Jake Paltrow, 2014), una cinta postapocalíptica donde vemos a Jerome (Kodi Smit-McPhee) utilizando su intelecto superior para poder sobrevivir en un mundo donde el agua escasea, provocando guerras por hacerse con ella. Sin contar nada nuevo, Paltrow ofrece un título de ciencia ficción bastante correcto, con un guion acertado, aunque con algún fallo, que suple la falta de originalidad de la premisa inicial. Precisamente su guion fue lo que le valió a la película un premio en Sitges, habrá que ver cómo se le da su paso por Málaga, en un festival con libretos muy meritorios.
La que no se salva de ninguna manera es Housebound (Gerard Johnstone, 2014), quien recogió el testigo de Young Ones. Si en esta teníamos a un adolescente superdotado luchando por sobrevivir en el fin del mundo, aquí vemos a Kiley (Morgana O'Reilly), una delincuente que cumple arresto domiciliario en casa de su madre, una situación que empeorará cuando descubra que hay alguien más viviendo con ellos.
Johnstone también viajó a Barcelona con su trabajo, compitiendo en la sección “Panorama”, pero volvió con las manos vacías, algo lógico teniendo en cuenta la calidad de la película, donde el miedo se basa en puertas que se cierran o luces que se apagan, como ya han realizado miles de directores en miles de obras catalogadas como terror y que están lejos de conseguir su objetivos. A esto habría que sumarle la debilidad de su guion, que además de caer en tópicos, no deja de ser fácilmente predecible. Es posible que Housebound vuelva a repetir la experiencia de Sitges en este festival, las probabilidades son altas, pero hasta que llegue el momento, todo puede pasar.
Afortunadamente, ahí estaba Tommy Wirkola para salvar el día. El noruego llegó a Málaga, metafóricamente hablando, con Dead Snow 2, la secuela de su exitosa película donde los cadáveres de unos nazis volvían a la vida para recuperar su tesoro. La cinta viene a romper la idea de que “segundas partes nunca fueron buenas”. Con las mismas dosis de humor negro y gore que en 2009, Wirkola recrea la Segunda Guerra Mundial a su manera, con unos zombis nazis enfrentándose a los rusos, también zombis, que harán lo posible por frustrar los planes de Herzog. Como el propio director dice, a través de uno de sus personajes, ha inventado un nuevo género cinematográfico, y es que tanto esta película como su predecesora, significaron un soplo de aire fresco a un mundo tan viciado como es el de los zombis, unos seres que están continuamente expuestos a reinvenciones, lo que ha propiciado que criaturas antes aterradoras, ahora protagonicen comedias románticas como Life After Beth.
Las comparaciones sin duda son odiosas, pero no cabe duda de que Dead Snow 2 tiene un nivel muy superior a algunos de los títulos que compiten en esta 24 edición del Fancine, el público también lo reconoció llenando la sala casi por completo, y sin embargo se encuentra fuera de concurso. Habrá que preguntarse los criterios que se siguen a la hora de incluir cada película en una sección.
El siguiente día los largometrajes dejaron su lugar a los cortometrajes, tanto de imagen real como de animación, ambas categorías a concurso. Siempre que hablamos de este tipo de obras encontramos el mismo problema: es imposible aplicar un criterio único a todos y analizarlos individualmente supondría demasiado tiempo, lo que obliga a hablar en términos generales. En esta ocasión se proyectaron 20 cortometrajes (distribuidos a partes iguales) entre los que hemos podido disfrutar de trabajos bastante interesantes como el español Cólera (Aritz Moreno) rodado en un plano secuencia de seis minutos, o The Life and Death of Tommy Chaos and Stacey Danger (Michael Lukk Litwak), una historia tan romántica como absurda.
También en la animación habría que reseñar algunos cortos como Wedding cake (Viola Baier), sobre la vida matrimonial de unos muñecos de tarta de boda o Raging balls of steel justice (Michael Mort), una divertida parodia de las series policíacas de los años 80.
Pero sin duda, el plato principal de esta jornada ha sido The ABC´s of Death 2 la nueva entrega del “abecedario de la muerte”. Las reglas eran las mismas que en la anterior: a cada director se le asignaba una letra y debía rodar un cortometraje en el que la muerte actuase a través de esa letra. Si en la anterior entrega encontrábamos nombres como Ernesto Díaz Espinoza, Marcel Sarmiento o Nacho Vigalondo, en la segunda parte aparecen algunos tan reconocidos como Vincenzo Natali o Bill Plympton, aunque también hay lugar para los jóvenes como las hermanas Jen y Sylvia Soska.
En total 26 trabajos en los que sus responsables daban rienda suelta a su imaginación y su lado más cruel para que el espectador disfrute de casi treinta muertes de la forma más absurda y sanguinaria posible. A pesar de repetir la misma fórmula y de una selección de directores bastante acertada, la sensación general es peor respecto a la anterior, donde los cortos estaban a un nivel superior al de esta ocasión. No obstante y como ya hemos dicho, es imposible aplicar reglas generales a este tipo de proyectos, y por supuesto que dentro de The ABC´s of Death 2, encontramos cosas que vale la pena salvar, pero incluso esas quedan alejadas de lo que vimos en la primera vez.
Es así como llegamos al final del concurso en este Fancine 2014. Todas las cartas están ya sobre la mesa, pero habrá que esperar a la gala de clausura, fijada para el jueves 27, para saber qué jugador tiene la mejor mano.
DÍA 3: EL INVITADO CHINO AL INFIERNO.
Se dice que en todas las familias hay una oveja negra. Aplicándolo al caso que aquí nos ocupa, podríamos decir que en todos los festivales hay una película que desentona con el resto, que no sabes por qué motivo está ahí. En el Fancine, este puesto, de dudoso honor, lo ocupa The guest (Adam Wingard, 2014), la cinta que ha inaugurado la tercera jornada. Se trata de un thriller de manual, repleto de acción, violencia y algo de sexo adolescente, pero nada que se pueda considerar como fantástico y justifique su inclusión en el Festival, menos aún su participación a concurso.
No quiere esto decir que The guest sea una mala película. Se ubica a la perfección dentro de su género, pero este no es un festival de cine de acción, sino fantástico.
La película se centra en David (Dan Stevens), un soldado recién licenciado que visita a la familia de su antiguo compañero, muerto en combate. A partir de ahí, irá trabando amistad con los distintos miembros, excepto con Anna (Maika Monroe) quien empieza a sospechar que tal vez el invitado no es quien dice ser.
Como decíamos, un thriller clásico con las características típicas del género, pero llevado de forma genial por Wingard. A medida que pasan los minutos, el espectador siente cada vez más afecto por David, gracias a su faceta cariñosa y simpática (también por su gran físico, no nos engañemos), por lo que el golpe será mucho mayor cuando se descubra el pastel y sepamos toda la verdad.
También hay disparos, sí, incluida la típica escena donde las balas golpean en todos los lugares menos el objetivo. Pero The guest es más que eso. Es David defendiendo a Luke (Brendan Meyer) de los abusones, es David ayudando en las tareas del hogar y es David administrando lo que él considera justicia. En definitiva, el punto fuerte, no el único, de la cinta es el personaje de Dan Stevens, en el que se centra la historia y la atención del espectador.
Mención aparte merece el final, tan criticado siempre en este tipo de obras. Que nadie espere el típico final de thriller, porque una película como esta merece un final diferente y a la altura.
La que no es una oveja, sino más bien un lobo sediento de sangre es Cruel and Unusual, el primer largometraje del canadiense Merlin Dervisevic.
Con un argumento que recuerda a 'Atrapado en el tiempo', nos encontramos a Edgar (David Richmond-Peck), un hombre que se ve obligado a repetir una y otra vez el mismo día. ¿El motivo? Tras haber asesinado a su mujer es condenado al infierno, donde se ve obligado a volver a asesinar a su esposa en un ciclo sin fin como castigo por su crimen. Así pues, el protagonista está más cerca del Sisífo griego, condenado a subir la misma piedra por la misma colina por toda la eternidad, que al personaje de Bill Murray.
También vemos una concepción diferente del infierno. Aquí no hay seres rojos con tridente castigando a los pecadores, lo que tenemos es un largo pasillo lleno de puertas y al final una sala donde los condenados se reúnen para compartir sus sentimientos, como en una terapia de alcohólicos anónimos.
Pero la historia no es tan simple como pueda parecer en un primer momento. La relación entre Edgar y su esposa está llena de vértices que en ciertos momentos pueden llegar a justificar el asesinato, o al menos, a condenar el castigo del marido, considerándolo como una víctima inocente.
Este es otro de los grandes logros de la película, el papel activo que exige al espectador. El director nos ofrece un puzzle lleno de piezas que se irán mostrando a lo largo de la película y que solo estará completo al final de la misma, es tarea de la audiencia colocar cada pieza en su lugar y observar el bello paisaje que se muestra.
En definitiva, una cinta compleja, donde el terror es más psicológico que físico y donde el espectador desarrollara un papel importante, llegando incluso a actuar de juez en algunas ocasiones.
La tercera, y última, película de la noche fue la asiática Rigor mortis (Juno Mark, 2013), dentro de la sección “el más allá del Fancine”. La historia comienza con Chin, un actor venido a menos, que decide quitarse la vida en un pequeño hotel para así acabar con su sufrimiento. Pero las cosas cambiarán cuando unas fuerzas del mal traten de ocupar su cuerpo, lo que hará que dé marcha atrás en su intento de suicidio.
La película recuerda a 'El resplandor' de Kubrick: ambas obras tienen una habitación maldita (2442 y 237 respectivamente) y en las dos encontramos a unas gemelas que provocarán más de un susto. Pero las mayores referencias se producen hacia el cine asiático de los 80, especialmente al género vampírico, como es el caso de la serie 'Mr. Vampire', cuyo reparto, empezando por el protagonista, aparece en parte en 'Rigor mortis'.
Como ya ocurrió con 'Space Pirate Captain Harlock', la película se enfrentará al rechazo de aquellos poco habituados al cine asiático. Sin embargo, para aquellos que sí disfruten, o al menos conozcan, este tipo de cine, agradecerá 'Rigor mortis', pues si bien no es la mejor película, sí que consigue entretener y deleitar con su belleza física, a la vez que traerá viejos recuerdos por las ya citadas referencias.
DÍA 2: ABOGADOS, FUTBOLISTAS, PIRATAS, MAGOS Y GIGOLÓS.
Todo apunta a que esta segunda jornada del Festival de Cine Fantástico va a ser la más importante de toda la semana, tanto por las películas proyectadas como por la respuesta del público.
Aprovechando el fin de semana, el Fancine abrió sus puertas a las 12:00 con ¿Quién engañó a Roger Rabbit? la clásica obra de Zemeckis que inauguraba (y cerraba a la vez) la sección “el fantástico en familia”. Y es que la mañana estaba dedicada a los más pequeños de la casa. Por eso en los alrededores del Cine Albéniz se montaron carpas donde quien quisiera podía aprender a pintar miniaturas, jugar a juegos de mesas o aprender algo de papiroflexia asiática.
Pero vamos a lo realmente importante.
La sección oficial comenzó justo donde lo dejó el día anterior, con los zombies. Si Life after Beth cerraba el concurso anoche, Goal of the dead (Benjamin Rocher y Thierry Poiraud, 2014) lo ha abierto hoy, afortunadamente con mejores resultados.
Si la primera trataba de mezclar amor, con comedia y zombies, la segunda hace lo propio con los zombies y el fútbol, dos conceptos que, más allá de las posibles metáforas que se puedan aplicar a los hinchas, nada tienen que ver. Sin embargo, los directores consiguen pasar el examen con nota y ofrecen una película donde los zombies son los auténticos protagonistas, y van por ahí comiéndose todo lo que les pasa por delante, sin enamorarse.
Dividida en dos partes, cada una a cargo de un director, vemos los momentos previos al partido entre el Caplongue y el Olympique de Paris, un encuentro que para los locales, más que un partido, es una venganza. De ahí que el padre de la estrella del equipo decida dopar a su hijo para asegurarse la victoria, pero las cosas salen mal y el joven termina convertido en un ser irracional que deambula por el pueblo devorando humanos sin ton ni son. Los verdaderos problemas llegarán cuando entre en el estadio y empiece a contagiar a los allí presentes.
El titulo puede llevar a engaños. En la película hay mucho zombie y poco fútbol, algo que los no amantes del ‘deporte rey’ agradecemos, aunque también lo agradecerán los fanáticos del género Z, pues Goal of the dead se adapta perfectamente a las características del mismo: zombies arrancando extremidades de cuerpos humanos (con mucha sangre) para comérselos, personas matando muertos resucitados como si les fuera la vida en ellos, y por supuesto mucho humor negro.
Cualquiera diría que el Festival ha aprovechado este pequeño descanso entre los dos días, para volver con fuerza y entusiasmo. Y es que la siguiente película, Space Pirate Captain Harlock (Shinji Arakami, 2013) tampoco desmerece los elogios.
Con un despliegue tecnológico admirado por el mismísimo James Cameron, la película se presenta como un reboot del manga de Leji Matsumoto, quien también ha estado involucrado en este proyecto.
En la obra original, de 1977, nos ponemos en la piel de Tadashi, un joven que se une a la tripulación del famoso capitán Harlock para vengar la muerte de su padre a manos de las amazonas.
En esta ocasión, el protagonista es Yama un chico que se alista en la tripulación con el objetivo de conseguir libertad.
El reboot es más oscuro que el manga para ofrecer, según reconoció en su día Matsumoto, a los espectadores lo que quieren ver. Pero también ofrece una historia diferente, pues se sitúa varios años antes de la trama original para tratar de explicar los orígenes del capitán Harlock, especialmente su famosa cicatriz.
Como todo lo que procede de Japón, la película produce cierto rechazo entre los poco versados en el cine nipón, y más aún entre aquellos demasiado jóvenes para conocer la obra de Matsumoto. No obstante, la gente respondió bien y la sala registró probablemente su máximo de ocupación en lo que llevamos de festival.
Una suerte de la que no dispuso El mago (Matías Pinochet, 2014) que se proyectó ante un público casi inexistente. Algo también entendible teniendo en cuenta la hora y el día en el que se exhibió.
Como es lógico, la película de Pinochet se centra en la figura de un mago, Horacio (Jean Paul Olhaberry) quien decide dejar atrás su triste vida y enrolarse en el circo que ha llegado a la ciudad, con el objetivo de alcanzar un futuro mejor. Pronto, el joven se verá envuelto en una trama de narcotráfico que le costará la vida.
Sin grandes pretensiones El Mago consigue enganchar y sorprender a los espectadores, no solo por los números de magia, sino también por su historia, que recuerda levemente a Santa Sangre (Alejandro Jodorowsky, 1989) y que nada tiene que envidiar a muchos thrillers de Hollywood, y por supuesto a su banda sonora, compuesta por Patricio Arias y que acompaña perfectamente a muchas de las escenas de una película que, sin duda alguna, ha sido la gran sorpresa de este festival.
El día llegó a su fin con Alleluia (Fabrice Du Welz, 2014), una cinta alemana, rodada en francés y con actores españoles. Alleluia nos presenta a Gloria (Lola Dueñas) y Michel (Laurent Lucas) dos personajes que ya hemos podido ver otras veces en el cine, aunque con otros nombres, ya que la historia de esta película es la misma que contó Leonard Kastle con The honeymoon killers (1969) o Todd Robinson en Corazones solitarios (2006). Ella es una mujer divorciada que conoce a un hombre a través de una agencia matrimonial, del que se enamora tras una noche de sexo; pero él resulta ser un embaucador dedicado a acostarse con mujeres para sacarles el dinero, sin embargo, ella lo ama y acepta su forma de vida.
La película se divide en cuatro episodios, uno por cada mujer que Michel trata de estafar, incluida Gloria. Esta misma estructura episódica sirve para mostrar el avance de la locura del personaje de Lola Dueñas, pues poco a poco el amor se irá convirtiendo en duda y las dudas llevarán a los celos, provocando toda clase de situaciones desagradables.
Sexo y violencia aparecen mezclados aquí a partes iguales, por lo que raramente dejará indiferente a alguien. La sangre y los gemidos inundarán la sala, haciendo las delicias (o desagrados) de los allí presentes, pero de cualquier forma es una película interesante y a tener en cuenta.
Así es como llegamos al final del segundo día del Fancine, con la sensación, como ya hemos dicho, de haber sido el mejor, o al menos el más compensado, lo cual significa que a partir de ahora el nivel debería bajar. Esperemos que no sea así.
DÍA 1: CRUCEMOS LOS DEDOS
Un año más, el gato Bad Luck vuelve a tomar el Cine Albéniz para proyectar los largometrajes que, a juicio de los responsables de cultura de la Universidad de Málaga, son los más aterradores o que al menos los que más elementos de lo sobrenatural o la ciencia ficción incluyen. En la mente de muchos está la edición de 2013, donde el ‘fantástico’ se quedó en el nombre el Festival, apenas se vio en las películas seleccionadas. Esta nueva edición, la vigesimocuarta, parte con la idea de superar a su antecesora y mostrar a los malagueños buen cine de género fantástico. Bajo esta premisa, el Cine Albéniz abrió sus puertas a las 17:00 horas para que los cinéfilos pudieran saciar su sed de películas en cualquiera de las tres salas habilitadas para el Festival.
La sección a concurso comenzó este año con It follows (David R. Mitchell, 2014), una de esas tantas películas en las que una joven rubia y guapa, junto a sus amigos estereotipados deberá hacer frente a extrañas fuerzas sobrenaturales de las que desconocen su origen. Solo saben que ‘algo’ les está molestando y se sienten en la obligación moral de solucionar el problema. Pero que no lleve a engaños. A pesar de sonar a ‘más de lo mismo’ la cinta de Mitchell ofrece algo de frescura, aunque tampoco mucha. Uno de los aciertos radica en ‘el malo de la película’, que en esta ocasión se trata de una maldición que pasa de una persona a otra a través del acto sexual, lo que pone a los implicados en una búsqueda contrareloj de alguien con el que mantener relaciones para pasarle a él o ella el muerto, nunca mejor dicho.
En el caso que nos ocupa nos encontramos con Jay (Maika Monroe), una adolescente que después de acostarse con su novio, descubre que estaba maldito y ahora ella se ha contagiado como si de una venérea se tratara.
El consejo de su novio es claro: “busca a alguien con el que acostarse, y pásaselo”. Pero ella, guiada por un sentido de justicia divina, decide ignorarlo y buscar una forma de acabar con ese fantasma que la persigue incesantemente allá donde va. Otro de los aciertos que debemos reconocerle a Mitchell es que, aun siendo el sexo el tema central de la película, no encontramos excesivas escenas de cama, ni vemos continuamente a sus protagonistas semidesnudos enseñando sus atributos adolescentes.
Esto no quita que el director sí que caiga en otros tópicos como es el de la relación amorosa de su protagonista, predecible desde los primeros minutos. No obstante, se empeña en retrasar la conclusión inevitable repitiendo una y otra vez los mismos diálogos y escenas, con lo que asistimos a una historia de 94 minutos, que bien podía haberse resuelto en media hora, consiguiendo un mejor resultado.
Con la sensación de no saber si It follows es una buena o mala película todavía en el cuerpo, dio comienzo la segunda sesión del día, LFO (Antonio Tublen, 2014), una producción que, al contrario de su predecesora, no dejaría lugar a dudas sobre su calidad. LFO nos presenta a Robert (Patrik Karlson) un extraño y solitario científico que descubre unas frecuencias sonoras que permiten hipnotizar a quien las oye, convirtiéndolo en seres sin voluntad que harán todo lo que se les mande. Como buen científico, Robert comienza a experimentar con su descubrimiento. Sus nuevos vecinos, Linn (Izabella Jo Tschig) y Simon (Per Löfberg), serán sus conejillos de Indias, a los que someterá a toda clase de pruebas para conocer el alcance y poder de esas frecuencias.
No cabe duda de que ese invento, en las manos equivocadas, podría suponer una catástrofe, pero que en buenas manos podría crear un mundo más justo. Precisamente esa encrucijada es a la que se enfrenta Robert (y el propio espectador) a lo largo de la película, pasando de un uso personal, guiado únicamente por criterios egoístas, a uno más social con el objetivo de ‘reeducar’ a los ciudadanos con valores más cívicos y humanos.
De esta forma, lo que en principio sería una película de ciencia ficción se transforma en una especie de ensayo social ¿qué harías con un arma que te permite controlar la voluntad de cualquiera? La decisión final de Robert sin duda pillará a la audiencia por sorpresa y les hará preguntarse, una vez más, ¿qué haría yo en su lugar?
A estas horas de la noche, habíamos tenido una película mala y una buena, por lo que la lógica dictaba que la tercera del día sería mala. La encargada de demostrarlo o desmentirlo fue Life after Beth (Jeff Baena, 2014), una comedia romántica donde Zach (Dane DeHaan) deberá sobreponerse a la muerte de su querida Beth (Aubrey Plaza), algo que le será mucho más fácil cuando esta regrese de entre los muertos.
Baena trata de mezclar en su obra tres elementos que, a priori, no tienen nada que ver, como son el amor, la comedia y el terror (zombies), siguiendo la línea de otros directores como Edgar Wright (Zombies Party, 2004) o Jonathan Levine (Memorias de un zombie adolescente, 2013), que probaron y fracasaron.
A juzgar por las reacciones de los asistentes a la proyección, el humor de Life after Beth era el más efectivo del mundo. No se oían tantas risas en la sala 1 del Cine Albéniz desde la proyección de Ocho apellidos vascos, lo cual dice mucho tanto de uno como de otro.
No se puede negar que los chistes de la película cumplen su función, pero también es cierto que la originalidad de los mismos brilla por su ausencia y que una vez más, volvemos a reírnos de caídas, golpes y demás bromas manidas.
Por su parte, el amor y el terror se complementan mutuamente. Al tratarse de una comedia romántica, no veremos zombies devorando cuerpos humanos (lo que sin duda agradecerán los estómagos más delicados), mientras que la típica historia de amor “chico conoce a chica” gana mucho más con gente resucitada merodeando por el barrio.
En resumen, Life after Beth no deja de ser una película más surgida a raíz del éxito que actualmente disfrutan los zombies. No es más. Una de tantas que quiere ofrecer algo original para terminar haciendo lo mismo de siempre. La lógica, en esta ocasión, no se equivocó.
El balance de esta primera jornada de Fancine no ha sido muy positivo, afortunadamente, esto solo acaba de empezar y por delante quedan seis días de cine fantástico. Crucemos los dedos.